Antes de la pandemia se consiguieron grandes avances.

Ya no sirve la idea de que nuestra responsabilidad se acaba cuando el camión se lleva nuestro producto.

En este caso ya sea leche, huevos o carne. No nos podemos permitir sacar al mercado ningún producto que no sea en óptimas condiciones y la sociedad no lo permite. Hemos ser conscientes de hay una cadena de proceso entre ganaderos, trabajadores, comerciales, industriales, veterinarios,… que trabajan para ofrecer a la sociedad un producto en perfectas condiciones. Necesitamos ofrecer conciencia y condiciones para mejorar los productos finales, leche, huevos o carne.

Ejemplos:

                No podría ir bien de ninguna forma, para nadie, que el esfuerzo al hacer leche de primera, si después el industrial la mezclara con leche defectuosa o que no separen la leche con antibióticos o que el que fabrica piensos utilizara productos problemáticos, o que el tendero no conserve bien el envase,…

Hemos podido ver como el  mercado se ha globalizado. Casos que han salido a la prensa como el de las vacas locas en Gran Bretaña , las dioxinas en Bélgica , las hormonas prohibidas o el uso indiscriminado de antibióticos .

 No solo hay un descenso de consumo y de precio, sino que el producto se desprestigia, la imagen del producto en el consumidor se deteriora y se pierde el efecto de años de trabajo, y de millones en publicidad, porque no decirlo. En un mercado local, el consumidor compraba la leche a la vaquería que le daba más confianza. En un mercado global, la mala praxis de un ganadero en Extremadura afecta a la  confianza de todos los consumidores. Por eso, todos nos tenemos que responsabilizar y asegurarnos de qué todo el mundo cumpla su papel en esta cadena.

Para la FAO, la salud va más allá de la salud humana, la salud animal, vegetal y ambiental también forman parte del enfoque “Una sola salud” (de la Organización Mundial de Sanidad Animal). Los animales sanos contribuyen a conseguir personas saludables y a la producción sostenible de alimentos. La FAO promueve las mejores prácticas destinadas a hacer que la producción animal sea eficiente y sostenible, al tiempo que protege la salud pública y garantiza un comercio seguro. Debido a la creciente preocupación que genera, la FAO dedica especial atención a la mejora de la higiene en granjas y a la correcta aplicación de las vacunas y tratamientos para proteger a los animales de enfermedades y frenar la amenaza de la resistencia a los antimicrobianos.

El ganadero manteniendo estrictas condiciones sanitarias, mejorando el manejo y la prevención de enfermedades, siendo exigente con él mismo y meticuloso con los tratamientos.

Los veterinarios, asesorando y dedicando más tiempo a la prevención de enfermedades, controlando los de medicamentos y curando el ganado.

Los industriales, mejorando sus productos y haciendo llegar al comprador el concepto de calidad.

Necesitamos también controlar más los alimentos y poder analizar más a fondo las materias primas. También deberemos analizar el agua y la tierra, controlar los de abonos y reducir al mínimo los pesticidas. En el momento actual, no solo hay que hacer publicidad de marca, sino cuidar mucho la imagen del producto.

El consumidor tiene que identificar los productos con seguridad, con sanidad, con naturaleza, con unas prácticas controladas, con un confort de los animales,… en resumen, con un trabajo muy hecho.